Cada dos minutos, muere una mujer por causas prevenibles relacionadas con el embarazo y el parto en algún lugar del mundo. Además, los bebés cuyas madres mueren en las primeras seis semanas de sus vidas tienen muchas más probabilidades de morir que los bebés cuyas madres sobreviven. Mis viajes alrededor del mundo como presidente de Rotary me han permitido conocer familias para quienes estos casos no son simplemente trágicas estadísticas. He conocido también a personas que están dedicadas a ayudar a las madres e hijos, y estoy lleno de esperanza y me siento muy orgulloso ya que muchas de estas personas son rotarias. En abril celebramos el Mes de la Salud Materno-Infantil en Rotary, por eso es el momento ideal para informarte sobre algunas actividades rotarias que te harán sentirte orgulloso.

El otoño pasado, visité un hospital en Jekabpils, Letonia. Es un hospital moderno donde los médicos y enfermeras son atentos, dedicados y cualificados. Pero a pesar de todo su arduo trabajo, la tasa de mortalidad infantil del hospital se ha mantenido elevada por un factor que está más allá de su control: la falta de equipo de diagnóstico vital e incluso de equipo básico como incubadoras.

Y ahí es donde interviene Rotary. Veintiún clubes de todo el mundo se unieron para solicitar una Subvención Global para satisfacer las necesidades básicas del hospital. En septiembre, cuando entré a la sala de maternidad, vi equipo de vanguardia y conocí a pacientes que estaban recibiendo los cuidados necesarios que toda madre e hijo merecen recibir.

En Brasil, los socios de un club trabajaron con socios de un club de Japón en un proyecto financiado por una Subvención Global que aumentó radicalmente la capacidad de una unidad sobrecargada de cuidados intensivos neonatales. Las nuevas incubadoras, monitores y otro equipo han permitido al hospital local salvar las vidas de muchos bebés cada año.

Asimismo, en Mongolia, un equipo de capacitación profesional de Nueva Zelanda brindó a médicos y parteras formación en técnicas de respuesta a emergencias, estableció un programa que mostró las mejores prácticas modernas a las parteras, condujo investigaciones y preparó un manual sobre educación para partos adaptado a cada contexto cultural. Entre 2013, cuando el equipo visitó Mongolia por primera vez y 2017, la tasa de mortalidad neonatal del país se redujo de 11,2 a 9,1 de cada 1000 nacimientos, y la tasa de mortalidad materna también ha disminuido.

A esto me refiero cuando hablo del servicio transformador y en eso es en lo que se destacan los rotarios. Gracias a nuestras redes, presentes en todo el planeta, nuestra presencia comunitaria, que nos permite ver las necesidades más apremiantes, y nuestros conocimientos que abarcan innumerables habilidades y profesiones, podemos servir de una manera que no tiene parangón y Ser la inspiración con nuestra ayuda a los que más lo necesitan.

Barry Rassin
Presidente 2018-19